domingo, 7 de noviembre de 2010

"Dónde huir en secreto"

Leí hace tiempo un artículo de Javier Cercas en El País Semanal, sobre un tema que siempre me ha preocupado, y es el efecto demoledor de los turistas del: "hacerse la foto para decir yo he estado ahí".

Está claro que todos tenemos el derecho a viajar, a visitar cualquier parte del mundo, yo diría que mas que derecho, es casi una obligación. Pero claro, una cosa es viajar para visitar un lugar, dónde respirando su ambiente, probando su gastronomía, paseando por sus calles, etc... uno conoce una cultura, como viven sus gentes, o la forma que tienen de entender la vida. Y otra cosa es viajar para poder decir "yo he estado ahí".

Como está de moda contar en la peluquería, en el trabajo, o en una reunión familiar cosas como: "el próximo puente me voy a Nueva York", pues ale, todo el mundo a los aeropuertos y a pasearse por el mundo, aunque al final acaben haciendo shopping en un Zara o comiendo en un Burguer King, como harían en su ciudad un fin de semana cualquiera, tratando aquél lugar que visitan como si se tratara de un parque temático.

Multitud de gente en Venecia, Italia.

Bueno, pero como lo describe mejor Javier Cercas que yo, aquí os dejo el enlace para que lo leáis íntegramente, y unos extractos que me gustaron especialmente:

[... ...] En aquella época me llamaba la atención que Venecia parecía ser la única ciudad del mundo en la que los visitantes no se comportaban como solían hacerlo en las demás que yo conocía, a saber, más o menos con el mismo respeto que uno observa cuando está de visita en casa ajena. En la propia uno pone los pies donde le place, desordena cuanto quiere, se tumba en el sofá o en el suelo –tengo mucha querencia por el suelo–, maneja el tocadiscos y la televisión a su antojo. Cosas todas más o menos normales que sin embargo jamás haría en casa de otro. 


No hace falta añadir que casi todas estas greyes no desean ver nada, están sólo preocupadas de hacerse fotos estúpidas con sus estúpidos móviles para luego poder decir la más estúpida frase de nuestros tiempos: “Yo estuve allí”. [... ...] “¿Y? ¿Y qué, que usted estuviera allí? Eso no tiene ninguna importancia ni a usted se la agrega en absoluto. Estar hoy en cualquier parte está al alcance del más cenutrio. Viajar a los lugares ‘imprescindibles’ no distingue, sino que vulgariza”.


... ocurre algo parecido en casi todas partes. Nadie se comporta ya como “visita” en Londres ni en París, en Budapest ni en Edimburgo, en Salamanca, Toledo, Sevilla o Granada. Todas son meros escenarios, decorados para el disfrute de los forasteros, a los que importa una higa el padecimiento de los habitantes. 

Puente de Carlos, en Praga, inundado de turistas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario